lunes, julio 31, 2006

El gobierno israelí anuncia que necesita dos semanas más

Israel mata a más de 57 civiles, la mayoría niños, en un bombardeo en Qana
La secretaria de Estado estadounidense pide por primera vez un alto el fuego y cancela su viaje a Beirut tras exigir el primer ministro libanés, Fouad Siniora, un cese de la hostilidades "inmediato e incondicional"

BÉATRICE KHADIGE (AFP) @ Envíe esta noticia a un amigo Qana.

Las bombas israelíes mataron ayer a más de 50 civiles libaneses, en su mayor parte mujeres y niños, principalmente en Qana (lugar donde aconteció el episodio bíblico de las bodas de Canaan), en el sur de Líbano, en el bombardeo más sangriento de la ofensiva del Estado hebreo, tras lo cual el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebró una reunión urgente.
La tragedia, en la que murieron al menos 57 civiles, 37 de ellos niños, provocó la indignación y la condena de buena parte de la comunidad internacional, mientras Estados Unidos pidió un alto el fuego por primera vez. "Creo que ha llegado la hora de obtener un alto el fuego", declaró la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, en Jerusalén, donde el sábado se reunió con el primer ministro israelí, Ehud Olmert.
Éste, sin embargo, reiteró su negativa a un alto el fuego en el Líbano, donde la ofensiva israelí causó hasta ahora 750 muertos, en su mayoría civiles, según fuentes oficiales libanesas. "Pese al lamentable incidente (de Qana), no pediré a las fuerzas de defensa que paren su fuego o modifiquen sus operaciones. Seguiremos actuando sin dudarlo contra Hezbolá", dijo.
El drama de Qana alteró bruscamente los planes en Oriente Próximo de Rice. Ayer, después de reunirse con su homóloga israelí, Tzipi Livni, tenía previsto trasladarse a Beirut, pero tras el bombardeo decidió renunciar a este viaje.
"No hay lugar para discusiones en esta triste jornada", afirmó, por su parte, en Beirut el primer ministro libanés, Fouad Siniora, en una declaración televisada en la que denunció a "los criminales de guerra israelíes". Siniora exigió "un alto el fuego inmediato e incondicional, así como una investigación internacional sobre las masacres israelíes en el Líbano".
Israel lamentó "la muerte de civiles inocentes", pero precisó haber hecho "muchos llamamientos a los civiles para que abandonaran la zona de combate" antes del mismo. Además, el Estado hebreo responsabilizó al movimiento chií de las decenas de muertos, pues "Hezbolá utiliza la aldea de Qana como base de los disparos de cohetes contra Israel".
Precisamente, los fallecidos se habían refugiado en el sótano del inmueble, de tres plantas, para huir de las bombas israelíes, pues Qana ya vivió una tragedia parecida el 18 de abril de 1996, cuando un bombardeo israelí bautizado Uvas de la ira que tenía como objetivo las milicias de Hezbolá mató a 105 civiles.
En aquella ocasión la condena internacional obligó a Israel a suspender sus acciones contra el movimiento chií, pero Olmert ha reiterado en más de una ocasión que el Ejército no cesará de atacar hasta que acabe con Hezbolá y le impida disparar cohetes o misiles contra territorio israelí, para lo que, según Olmert, necesita de 10 a 14 días. "Israel necesita entre 10 días y dos semanas para continuar la operación", dijo Olmert a Rice, según un responsable del Gobierno israelí.
Además, otros cinco civiles libaneses, miembros de una misma familia, entre ellos dos niños, murieron enterrados bajo los escombros de su casa, destruida en el bombardeo de la localidad de Yarun, al sudeste de Tiro.
Los milicianos chiíes, por su parte, respondieron a la masacre de Qana y dispararon ayer unos 144 cohetes al norte de Israel, según el Ejército israelí, causando 14 heridos, entre ellos un periodista del diario israelí Haaretz.

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