miércoles, mayo 28, 2008

CHINA SE MANTIENE COMO EL MAYOR VIOLADOR DE LOS DERECHOS HUMANOS

Monjes budistas en Ceylán piden la liberación de la premio Nobel birmana Suu Kyi.


El informe anual de Amnistía Internacional constata que en 45 países hay prisioneros por razones exclusivamente políticas · El régimen comunista de Pekín ejecutó a 470 personas en 2007.


Agencias / Londres · Berlín Actualizado 28.05.2008

Monjes budistas en Sri Lanka piden la liberación de la premio Nobel birmana Suu Kyi.
Amnistía Internacional (AI) pidió ayer encarecidamente a China que se atenga a la promesa de mejorar la situación de los derechos humanos en el país, cuando faltan dos meses para los Juegos Olímpicos de Pekín. "Ya no queda mucho tiempo", advirtió en Berlín la secretaria general de AI en Alemania, Barbara Lochbihler, durante la presentación del informe anual del organismo para 2008. Liberar a los prisioneros políticos, evitar que una persona permanezca meses o incluso años en prisión preventiva sin juicio previo y levantar la censura a los medios son algunas de las exigencias planteadas por AI al régimen comunista de Pekín. Amnistía Internacional exhorta a los gobiernos del mundo a disculparse por seis décadas de promesas rotas en materia de derechos humanos y les desafió a comprometerse de nuevo, pero no con palabras, sino con hechos. "Los gobiernos tienen que actuar ya para acabar con el abismo que separa lo que se dice de lo que se hace", afirmó la secretaria general de AI, Irene Khan, al presentar en rueda de prensa el informe anual de la organización.Amnistía critica especialmente la aplicación de la pena de muerte en China, donde en el periodo de 2007 cubierto por el informe se decretaron 1.860 penas capitales y se ejecutó a 470 personas, según la asociación. China cuenta además con uno de los más estrictos sistemas de vigilancia en internet, donde miles de webs son inaccesibles. El informe de cerca de 500 páginas describe la situación de los derechos humanos en 150 países. El texto sirve este año además para conmemorar la declaración de la carta de los derechos humanos de Naciones Unidas hace 60 años. El aniversario demuestra una historia de considerable éxito, señaló Lochbihler.
AI documentó en 2007 hasta 81 casos de tortura o trato inhumano o degradante. En 45 países hay prisioneros por razones exclusivamente políticas. Otros 1.252 fueron ejecutados en 24 Estados. La libertad de opinión y prensa se vulnera en al menos 77 países. Lochbihler criticó finalmente que la actitud adoptada por ciertos gobiernos occidentales en la llamada guerra contra el terrorismo es responsable de los retrocesos sufridos en el estado de los derechos humanos. En Guantánamo y otras prisiones secretas en todo el mundo, por ejemplo, siguen detenidos cientos de personas sin acusación formal ni proceso judicial. A juicio de Amnistía, el año 2007 se ha caracterizado por la "impotencia de los Gobiernos occidentales y la ambigüedad o renuencia de las potencias emergentes a atajar algunas de las peores crisis mundiales de derechos humanos, ya fueran arraigados conflictos o crecientes desigualdades que a tantos millones de personas dejan relegadas". Según afirma la organización en su informe, "Darfur, Zimbabue, Gaza, Iraq y Myanmar (la antigua Birmania) son puntos calientes que exigen una actuación inmediata en materia de derechos humanos". Así lo asegura Mohamed Abdelshakour Omersalih, defensor de los derechos humanos en Sudán, quien denunció que lo que está ocurriendo en su país es un "genocidio" que la comunidad internacional "no puede seguir tolerando".
Para Amnistía Internacional, son los países más poderosos los que deben dar ejemplo al resto y, en este sentido, Esteban Beltrán, director de AI en España, nombró a Estados Unidos, cerrando la prisión de Guantánamo y demás centros secretos de detención para que los allí encarcelados sean juzgados o liberados, y China, que "tiene que cumplir las promesas en materia de derechos humanos que formuló en torno a los Juegos Olímpicos, permitir la libertad de expresión y acabar con la reeducación por el trabajo. En su opinión, una de las "promesas incumplidas" que resulta "totalmente inaceptable" es la tortura, una práctica que siempre fue "la más clandestina de las violaciones de los derechos humanos".

martes, mayo 06, 2008

BIRMANIA: ¿DÓNDE ESTÁN AHORA LOS SOLDADOS?

Una mujer junto a su casa arrasada por el tifón. (Foto: AFP).

DAVID JIMÉNEZ desde Bangkok

EL MUNDO - 6 de mayo de 2008.-

En septiembre respondieron a los anhelos de democracia de su gente tomando las calles a tiros, pero ahora que los birmanos agonizan, sin agua potable ni comida, es difícil ver a los soldados del régimen. ¿Dónde están? Cuentan los vecinos de Rangún, la principal ciudad del país, que los pocos militares que se han dejado ver se han empleado con energía, sí, pero en limpiar los barrios donde los generales mantienes sus mansiones.
La tragedia de Birmania tras el paso del ciclón Nargis es doble porque a la devastación de la naturaleza se une al yugo de una de las dictaduras más corruptas, despóticas y crueles del mundo. Los generales han tardado tres días en aceptar ayuda exterior y, cuando lo han hecho, han puesto todo tipo de trabas a las ONG que tratan de entrar en el país. Los dictadores, atrincherados en su nueva capital de Naypyidaw, dejarían morir a miles de sus ciudadanos antes que ceder un milímetro en su neurótica concepción del poder.
Ningún país se merece una tragedia como ésta, pero Birmania aún menos. He aquí la que estaba destinada a ser la joya del sureste asiático, el país más educado y próspero de la región hasta que la Junta tomó el poder en 1962. Casi cinco décadas de dictadura después, los birmanos sobreviven en uno de los 10 países más pobres del mundo, con el peor sistema sanitario del continente y media población viviendo con menos de un dólar al día.
La Revolución del Azafrán, liderada el pasado mes de septiembre por los monjes budistas, fue un intento de desembarazarse de quienes han llevado al país a la ruina. Enfrentados ante las opciones de perder el poder o masacrar a su pueblo, eligieron la segunda. Nadie esperaba otra cosa de ellos.
La revuelta ha sido rápidamente olvidada, Naciones Unidas sigue enviando a su mensajero de la paz, humillado en cada visita por los militares, y Occidente vuelve a mirar a otro lado. Nadie pregunta ya por los muertos de septiembre o por los miles que han sido enviados a prisión. El ciclón Nargis, con toda su tragedia, promete devolver Birmania a los titulares durante unos días. ¿Hasta cuándo? Con suerte, su rato de actualidad durará esta vez hasta la próxima semana. Después, el olvido de siempre.
La tragedia de los birmanos es que se saben abandonados por sus líderes y por la mal llamada comunidad internacional. Acostumbrados a salir adelante por sí mismos, volverán a construir sus casas y levantar sus pequeños negocios. La verdadera reconstrucción, sin embargo, tendrá que esperar a que escampe una dictadura que ha causado daños muchos más permanentes y profundos que el ciclón Nargis.