
...
Un ciudadano que no votaba
y, por tanto, era detestado,
lucía un día un abigo de brea
(con plumas por delante y por detrás)
con el que le habían investido los patriotas.
"Es tu deber -gritaba la multitud-
votar de una vez
por el hombre que elijas." Él se inclinó con humildad,
y explicó su perverso pasado:
"Eso es lo que habría hecho con alegría,
queridos patriotas, pero aquel por el que votaría nunca se presentó".
Apperton Duke (hacia 1880)
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