
Silvia Torralba / Redacción Canal Solidario(13/11/2006)
El sueño de una vida mejor, endeudarse para poder conseguirlo, llegar a un país desconocido, compartir piso con otros inmigrantes, encontrar trabajo y empezar una vida diferente sin olvidar a los que se quedaron atrás... Esta es la historia de miles de personas que en su día decidieron emigrar.Con el propósito de conocer un poco más sus vidas y saber cuáles son las consecuencias de la emigración, la ONG Comparte ha realizado una investigación que le ha llevado a conocer a miles de familias y a entrevistarse con responsables políticos, agentes de policía y organizaciones sociales.En una de estas entrevistas conocieron a Camila, una mujer ecuatoriana que ha estabilizado su situación y ahora desea traer a Barcelona a sus dos hijas. Pero no es tan sencillo. Las dos niñas se quedaron atrás del proceso migratorio al cuidado de su abuela Eva, que durante años ha vuelto a ejercer de madre. Para Eva, la próxima separación de sus nietas será muy dura porque sabe que hay el riesgo de, como le ha pasado en estos años a Camila, dejar de ser una persona de referencia para sus nietas y convertirse sólo en un nombre y una figura lejana.
Los mismos sentimientos de Eva tienen otras abuelas como Alberta y Cristina, que cuidan a sus nietos porque sus padres emigraron a España. Todas ellas viven en el barrio ecuatoriano de Chilibulo, en Quito, donde Comparte ha centrado parte de su investigación que ahora ha derivado en la publicación La vergüenza.Como explica la ONG, La vergüenza es el resultado de numerosos análisis de información que ya existe y de entrevistas con representantes políticos, ONG, periodistas y ecuatorianos que emigraron a España o que se quedaron para que otros seres queridos pudieran emigrar.La publicación se llama así “porque el tratamiento político e informativo que se le da a la inmigración es una vergüenza”, advierte Comparte. Y añade: “Vergüenza para aquellas familias que pretenden ayudar a mujeres inmigrantes pagándoles sueldos de miseria, vergüenza para los usureros ecuatorianos que pretenden hacer posible el sueño con préstamos de hasta un 20% de interés mensual, vergüenza para los medios de comunicación que destilan el miedo en los ciudadanos, vergüenza de las empresas españolas que van a Ecuador a buscar mano de obra barata y sumisa, como nos dijo el Jefe de la sección laboral español en Quito”.Por eso, en su primer número la publicación aborda cuestiones que no suelen aparecer en los medios de comunicación o que aparecen con otros puntos de vista. Así, se habla de cómo empresas españolas buscan en Ecuador mano de obra barata y de cómo estas prácticas perjudican al país porque significa la marcha de muchas personas cualificadas; se da a conocer el caso de una empresa europea encargada de tramitar visados legales de trabajo que ha engañado a más de 1.500 inmigrantes que venían a España; y se ofrecen historias personales que recuerdan que emigrar es algo más que leyes y normas de entrada y salida, sino procesos humanos llenos de sentimientos y necesidades.
“La gran vergüenza del fenómeno de la inmigración es la inmoralidad del doble discurso de España y Ecuador” porque “ambos países se benefician de los inmigrantes económicamente” pero aún así se promueve “el discurso del miedo”, advierte la ONG Comparte en su editorial, que también reflexiona sobre el mal llamado ‘efecto llamada’ y se pregunta si ésta es la sociedad que queremos.En sus páginas, La vergüenza también incluye dos entrevistas con el subsecretario de Relaciones Migratorias y Consulares de Ecuador, Carlos López, y el jefe de la sección laboral del Consulado General de España en Quito, Juan José Serrano, y dedica un espacio de la publicación a explicar que Ecuador también vive una situación similar a España en cuanto a inmigración, porque acoge numerosos colombianos y peruanos que buscan una vida mejor en el país.La vergüenza la edita la unidad de investigación de Comparte. La entidad ha hecho una tirada en papel de su primer número de 4.000 ejemplares, que se distribuirán entre medios de comunicación, embajadas, administraciones, entidades sociales y universidades. Además, cualquier persona puede leerlo desde su página web.
Más información:Descárgate el primer número de La vergüenza (pdf)
Conoce los proyectos de la ONG Comparte
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